divendres, 15 d’abril del 2016

EL NOSTRE PATRIMONI: LA MASIA DE CAN TORELLÓ

La masia de can Torelló va ser edificada entre 1875-1880 per Ramon Torelló, un industrial del sector tèxtil que la va construir amb la finalitat de criar cucs de seda. El negoci va fracassar i l'edifici va ser abandonat. La construcció principal és de planta rectangular amb coberta a dues aigües amb una alçada de planta baixa i dos pisos i té un cos adossat, de planta baixa i pis, amb teulada plana del que destaca la galeria d'arcades de la primera planta (en part tancada i en forma de porxo). 
 
A inicis dels anys trenta, Nicolás Capo, metge naturista, va crear una escola naturista que disposava de diversos espais on poder practicar la seva filosofia de vida, entre ells, la masia de can Torelló, a la qual anomenaven el Parthenon. La revista “Pentalfa”, eina de difusió de l'escola, va publicar diverses fotografies del Parthenon. Les imatges constaten que l'edifici estava en ruïnes. 

Posteriorment, des de la dècada dels seixanta, va servir de caserna militar i va allotjar el Regimiento de Artillería Antiaérea 72 fins que, cap a 1994, va ser traslladat a Saragossa. L'any 1997 va passar a ser propietat de l'Ajuntament de Gavà.

Assumpció Gabernet
Arxiu Municipal de Gavà 

divendres, 8 d’abril del 2016

HISTÒRIES DE LA MILI... DE PERE ALCARAZ

Cuando fuí a la mili -era de la quinta del 51- me tocó el periodo de recluta en Castelldefels. Formaron un equipo de fútbol y cuando pidieron jugadores salieron al menos 200. Viéndolo el teniente dijo: “los que tengan carnet” y sólo quedamos 18 o 20. Cuando nos traían la comida, había más cantidad y era un poco mejor, además estábamos rebajados de bastantes servicios.

Una tarde, estando jugando al fútbol vino el brigada de cocina, que era más malo que el veneno, y me dice: “oye tu no eres de Gavà?” y le contesté que sí. Me dijo que al día siguiente por la mañana fuese con el cabo de cocina y compráramos un carro de lechugas. Yo le dije: “mi brigada si yo he trabajado toda mi vida en una fundición, yo que sé de lechugas”, a lo que me contestó: “nada, nada, antes de mediodía que estén las lechugas aquí”, y se fue. Yo cuando terminé de jugar al fútbol me fuí a la residencia de oficiales y pregunté por mi capitán. Le expliqué lo que me había pasado con el brigada de cocina. Se echó a reír y me dijo: “déjalo no vayas que ya hablaré yo con el brigada”. 
 
Cuando estábamos comiendo sentados en las mesas vino el brigada por detrás, me cogió la oreja izquierda y empezó a retorcerla, y yo: “hay! hay! hay!”, “cuando yo te mande a buscar lechugas, tú me traes lechugas y si no hay las siembras, y cuidadito con decirle nada al capitán, si no sabrás quien soy”. No dije nada, porque yo sabía la mala leche que gastaba el brigada.

Pere Alcaraz, Memòries